Hoy en Ambient Servei venimos a hablaros de uno de los insectos que ostenta el ranking de viajes migratorios más largos, las libélulas (Anisoptera).

Estos fascinantes insectos llevan en la tierra más de 300 millones de años y se estima que existen más de 5.000 especies.

Se caracterizan por tener unos grandes ojos, formados por 30.000 ommatidis (células fotoreceptores), capaces de captar la luz ultravioleta y la luz polarizada.

Otra de sus características, es que no pueden plegar las alas cuando se encuentran en reposo, por lo cual las mantienen desplegadas. Esta característica las diferencia de las Zygoptera, más conocida como «Caballito del diablo», los cuales pueden plegar las alas sobre su propio eje, conformando una aspecto parecido a la crin de los caballos.

Las libélulas son robustas y tienen una capacidad de vuelo consolidada, la especie Pantala flavescens, más conocida como «Trotamundos», es capaz de hacer más de 7.000 km sin tomarse ningún descanso.

Son insectos carnívoros, pero no provocan picaduras, se alimentan de otros pequeños insectos, como avispas, moscas, y mosquitos, ayudando así a controlar la población y evitar que propaguen enfermedades como el dengue.

Una vez las a hembra de la libélula hace la puesta de huevos en zonas húmedas (su hábitat predilecto) y hacen eclosión, las larvas y las ninfas pasarán entre 2 y 3 años en un medio subacuático, alimentándose de pequeños insectos que viven en el fondo.

Cuando la larva llega a la última muda, la ninfa sale a la superficie y se coloca colgada de un tallo hasta que se seca para desplegar las alas, emprender el vuelo y lograr el estado adulto de libélula.

Esta última etapa, la libélula adulta vive 6 meses, en los cuales tendrá que sobrevivir a las inclemencias temporales, otros depredadores y conseguir aparejarse para volver a iniciar el ciclo.

¿Qué os ha parecido? ¿Conocíais este insecto?

En Ambient Servei S.L estamos a vuestra disposición para resolver cualquier duda que podáis tener respecto a insectos y plagas, ¡consultadnos!