La evolución de las cucarachas está consiguiendo que estos insectos desarrollen cierta resistencia a los insecticidas.

De hecho, que los insectos están desarrollando resistencia es una realidad extrapolable a muchas especies, entre las que podríamos destacar los mosquitos, y los problemas con los cuales nos enfrentamos en nuestro país cada verano para exterminar las plagas.

Con las cucarachas pasa lo mismo, al menos esto han afirmado científicos de estados unidos al realizar un estudio donde se apreciaba como las cucarachas eran capaces de identificar las trampas envenenadas a través del gusto.

El experimento se hacía a través de trampas a las cuales se les aplicaba una sustancia dulce (glucosa) envenenada, por la cual las cucarachas se sentían atraídas. El problema está en el hecho que las cucarachas empezaron a asociar el gusto y olor de la glucosa con la trampa y con el tiempo empezaron a rechazarla.

Los receptores del gusto de las cucarachas serían similares a los que conocemos como papilas gustativas, por lo tanto son capaces de identificar diferentes sabores. En este caso, los insectos habían sido capaces de asociar la glucosa con la trampa, y aprender a «esquivarla».

De hecho en el experimento se podía ver como las cucarachas, que inicialmente caían siempre a la trampa, con el paso de los meses ni siquiera se acercaban.

De hecho, este tipo de resistencia preocupa quizás más que la resistencia biológica, puesto que en este caso, se trata de una conducta aprendida que demuestra que hasta los insectos más pequeños tienen sus capacidades e inteligencia para sobrevivir.